09 agosto 2006

Darwin no se equivocaba

Mis indeseables imbéciles. Hace tiempo que me levanto con la sensación de que hacer el bien es una pérdida de tiempo descomunal, o al menos nada recomendado en los tiempos que vivimos. Ser buena persona no se lleva. Y me levanto del mismo modo viendo, como el ser un cabrón si escrúpulos o aparentarlo de forma magistral, atrae, tiene éxito y conduce a un estado de bienestar sin remordimientos que recuerda al mejor de los orgasmos, para quien los haya tenido. Reconozcámoslo, ser mala persona está de moda. Lo contrario es un engaño.

Esta discutible parrafada se me abre en canal al releer “El origen de la especies”, de Charles Darwin, creador de la teoría evolutiva por la que toda especie viviente se rige. La relación existente entre el proceso evolutivo y la maldad humana puede resultar blasfemo para la comunidad científica. Pido la excomunión, pero es algo evidente.

El año de 1831, Darwin, a la edad de veintidós años embarca en el HMS Beagle, un barco de reconocimiento, como naturista, para emprender una expedición científica alrededor del mundo que duraría cinco años. Del 27 de diciembre de 1831 al 2 de octubre de 1836. De vuelta a su Inglaterra natal y con los datos recopilados durante el viajé, desarrolla una teoría evolutiva que revoluciona el mundo científico. Esta teoría explica el proceso de evolución de las especies a través de la Selección Natural, concepto basado en que las condiciones del medio ambiente selecciona ciertas características en algunos organismos que mejoran su supervivencia y reproducción .Y ahí es nada. la naturaleza selecciona a los individuos más fuertes, aquellos que presentan ventajas de supervivencia. Y esto amigos míos me resulta muy familiar. Darwin no se equivocaba.

El hombre, como una especie viva más, evoluciona tal y como Darwin propuso hace ya 150 años. Lo que nuestro naturista no planteó entonces fue que su teoría también era válida para la evolución social de la especie más poderosa y autodestructiva, el Homo Sapiens Sapiens.
Los humanos superan muchas de sus dificultades y alcanzan muchas de sus metas arrastrando y pisoteando a sus semejantes a cambio de una superioridad social y personal que serían incapaces de lograr de forma intelectual y limpia. La naturaleza selecciona a aquellos individuos con características ventajosas para la supervivencia del día a día y con cualidades innatas para la destrucción, la falta de escrúpulos y el acoso y derribo. Porque los que sobreviven son los malos, la vida no es una película de 35 mm. Maravillosa selección Natural. La maldad atrae y la sociedad, como buena madre naturaleza de lo cotidiano, se encarga de seleccionarla. Y resulta hasta cómico que ésta selección actúe, además, sobre aquellos individuos con cierta ventaja en la capacidad reproductiva. Y en este punto me pregunto quién tiene más facilidad para follar, si el bueno de la esquina o el villano del 6ºb.

Lo que hace a una característica más propensa al éxito, para ser seleccionada, depende de factores tan peculiares como los predadores de la especie, y que mejor predador para el hombre que el mismo; el estrés, que el malvado te produce al acosarte; o el medio físico, que excluye a los débiles, a los sanos de corazón, a los imbéciles, a los incautos y confiados, a aquellos que la Selección Natural aparta de la evolución social, porque simplemente no son aptos para alcanzar el éxito en el día a día.

Cuanta razón tenía este Darwin. Ser un cabrón sin sentimientos está de moda, reconozcámoslo. Ser un cabrón sin escrúpulos es ventajoso y para evitar su selección es necesario algo más que buenas palabras. La evolución está de su lado. Hasta entonces yo seré malo. Yo seré seleccionado.

Jesús Díaz

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal y como lo pintas el tal Darwin tenía razón; es cierto, vivimos en una sociedad macabra y sin escrúpulos...pero sigo siendo una idealista. No seré seleccionada, pero por lo menos seguiré durmiendo tranquila por las noches.

Anónimo dijo...

No sueñes jesus, tu eres un cachito de pan andante, a veces duro a veces tierno pero un cachito de pan al fin y al cabo. Yo creo que nadie es malo ni bueno, la vida nunca es negra o blanca, al menos la mia es bastante gris. ARI (no demasiado inspirada lo siento)

Anónimo dijo...

No estoy deacuerdo. Es cierto que siendo malo se consigen cosas. La vida nos hace ser ante situaciones falso, hipocritas y egoistas, pero si no lo eres te pisotean. Pero la gente mala al final acaba pagandolo. La gente buena, que se porta bien con los demas, que tiene buenos sentimientos, que no hace daño a la gente... todo ese cariño y esfuerzo tarde o temprano se los devuelve la vida. Seguro.

Anónimo dijo...

Qué razón tienes Jesús. Los malos viven mejor y sufren menos. Pero como dice Juan,aunque se consiga en algunos momentos ser falsos,hipócritas y egoistas (hasta cierto punto claro),el que tiene una condición,la tiene,quiza no sea recompensada pero...ole la buena gente!!