
Mis adorables imbéciles. Esta semana he amanecido cansado, enfermo de monotonía. Eso me afecta, y esta vez fue al tracto digestivo al que le tocó pagar las consecuencias de mi aburrimiento. Simplemente, mi intestino decidió no absorber más agua, así que imaginen la consecuencia. Mi mente se colapsó y no lograba descifrar lo que quería trasladaros esta semana. El tiempo se te agota Jesús.
Esta mañana me levanté con la noticias del enfrentamiento entre los dos principales periódicos del país. Se veía venir, tanta mierda acaba por oler, tanta mentira acaba por salir a la luz. Mientras ojeaba las ediciones digitales de ambos periódicos mi falta de previsión me hizo entrar en el Messenger con total disponibilidad y sin prever que mi presencia alertaba a algún “amigo ínter nauta”. Marca mi atención con un “hola” y mi retraso en responder es correspondido con un zumbido insonoro, debido a la ausencia de altavoces. Pero lo veo. Así comienza una conversación con alguien que ni se quien es. Es la comunicación a ciegas. Respondo a su iniciativa con un “hola” y su rápida respuesta no me deja volver a mi interesante lectura. “¿Qué haces?”, me pregunta, por decir algo, para romper el hielo e iniciar una cadena de palabras cortas y monosílabos sin sentido. “Aquí en casa, bajando películas”, es mi falsa respuesta. Entonces llega la sobada réplica. “¿porno? “, seguida de unas risas jocosas y un icono gestual sin sentido que me hace ver que poco puedo hacer por salvarle de la estupidez. La contrarréplica es un “sí”, en mayúsculas, sin esconder nada, como si bajar películas pornográficas fuera considerado un bien de interés nacional y cultural, algo que por otro lado, no me atreveré a poner en duda. Mi interlocutor calla, piensa como continuar el plan que yo acabo de sabotear. Entonces se decide y solo tiende a decir “que bien tío, pero no me van”. Fin de la conversación. No volvió a molestarme más. ¿No me van?, ¿que coño significa eso?. Acababa de pasar de ser un lector de periódicos a un “guarro” visionador de películas porno. En sólo cinco minutos, todo un reto. Me reí, no pude evitarlo.
Entonces pensé en el porno, en las penetraciones, las mamadas, las folladas y todas las palabras con imágenes que se podían visionar en una película de ese género. Dejé de hacerlo, pensar en ello me producía un grato efecto, pero innecesario en ese momento. No había tiempo y mi “zurda” acababa de despertar. Me pregunté en el “falso” rechazo generalizado que produce esas películas en la sociedad. Falso, porque todos dicen no verlas y todos la han visto. Falso, porque todos dicen no necesitarlo y todos han recurrido a ellas por necesidad. Falso porque el porno es una delicia, aunque sea porno. El arte de la pornografía ni denigra, ni insulta ni corrompe. El arte de la pornografía excita, divierte, consume el deseo. El porno me hizo perder una posible grata conversación pero esa misma conversación me hizo ver lo simples que somos y lo cobardes que podemos llegar a ser por mantener una podrida y rancia apariencia. En la intimidad, todos somos porno. Comparte tus gustos, tal vez te diviertas. ¿Por qué no hacerlo?
Esta mañana me compré en ebay una camiseta que reza: “yo veo cine porno, ¿te apunas?”
Jesús Díaz
4 comentarios:
El que se atreva a decirme, hombre o mujer, que nunca ha visto una película porno, ya no tiene nada más que hablar conmigo, miente como un bellaco. Claro que he visto películas porno y las seguiré viendo, seguro que aprendo algo. En mi adolescencia, como en la de tod@s, fue vital para entender un poco mejor el mundo.La estadísticas no mienten, la industria pornográfica mueve miles de millones de euros,dolares o lo que se precie. Las webs porno diría que son las más visitadas con mucha diferencia. Por eso te digo, compañero, que yo también soy un guarro, si así les alegra llamarnos. Un saludo.
José Antonio
Mi encanta el porno. Mi actor favorito es Pierre Fitch y me hago un paja todos los dias con sus peliculas
Yo contigo a todo, me apunto a todo!!! Por supuesto que he visto porno, no es que lo vea a diario, pero si me apetece y por una casualidad buscada por mí llega a mis manos alguna peli, la he visto, tanto sola como acompañada y es algo de lo que particularmente no me avergüenzo, ni tampoco me enorgullezco . Una vergüenza es no leer libros, no escuchar buena música, pero ¿ver porno?. Puede ser simplemente un jueguete mas a utilizar en los momentos de soledad sexual o incluso en los momentos en los que una persona, no hago mención al género, te acompaña en busca de ese orgasmo que todos queremos sentir aunque sea tan solo una vez. Eso si que es una vergüenza, no a ver sentido un orgasmo nunca!!!.ARI
Todos hemos visto porno alguna vez, directa o indirectamente, y como mínimo sientes curiosidad ( al menos la primera vez). Así que ¿por qué mentir?
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